CACERES: La guerra del taxi ya deja sin servicio a los ciudadanos

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  • «Nos tuvo que traer a casa desde Casar de Cáceres un amigo que se iba de pesca», explica Patricia Morales

  • La guerra del taxi abierta entre los profesionales de Cáceres ciudad y los que prestan servicio en localidades próximas ya tiene repercusión directa y negativa en los ciudadanos que intentan tomar un vehículo para desplazarse de un municipio a otro. Lo sabe bien Patricia Morales y su marido, Enrique Casares, que tuvieron que recurrir hace una semana a un amigo para poder regresar a su domicilio en Cáceres, desde Casar, a 10 minutos en coche. «Estuvimos una hora en la calle, a las siete de la mañana, y con la impotencia de que no había forma de volver a casa».El matrimonio decidió salir la noche del Jueves Santo y se desplazó hasta Casar de Cáceres donde reside un cuñado. Como en otras ocasiones, y como reconomiendan las autoridades de Tráfico, prefieren utilizar el servicio de taxi para estar más tranquilos si la noche se alarga y toman alcohol. La desagradable sorpresa fue cuando ella telefoneó a dos servicios de taxi de Cáceres ciudad para regresar, y ambos se negaron. «Yo no entro en sus polémicas, pero al menos me podían haber facilitado el teléfono de quien cubre el servicio en Casar de Cáceres, no dejarnos tirados», se lamenta Patricia. Su búsqueda en internet a través del móvil, a las siete de la mañana en la calle, no dio resultado. «Llamé a un número de teléfono que aparecía, pero no daba señal. Luego me han dicho que en los bares hay pegatinas informando de un teléfono, pero a esa hora estaba todo cerrado». «En un servicio de taxis me dijeron que no tenían el número de Casar y en otro que se les había caído internet.

    El servicio debe iniciarse donde se tenga la licencia
    El caso es ni fueron a recogerles taxis de Cáceres capital ni les facilitaron el contacto de Casar. «Un taxista conocido me ha dicho que no se arriesgan a que les pare la Guardia Civil en la carretera y les pongan 3.000 euros de multa por una carrera de 20 euros».
    Patricia y Enrique pagaron las consecuencia de la guerra del taxi de la que se ha ido informando. Comenzó cuando los profesionales de la capital denunciaron que los taxistas de pueblos cercanos acudían a realizar servicios. De hecho, no es extraño, en un caso parecido al de este matrimonio, que jóvenes que se divierten en la Madrila avisen al taxista de su municipio para regresar a casa. La legislación en vigor indica que en estos casos, el ciudadano debe tomar el vehículo del municipio en el que se encuentra, es decir, utilizar un taxi de Cáceres, no llamar al servicio de su localidad para que venga a recogerle.

    Ante esas denuncias, los taxistas de los pueblos reaccionaron informando que sus compañeros de la capital hacían lo mismo a la inversa. Patricia recuerda que el pasado diciembre, cuando también pasaron una noche en bares de Casar, el taxi fue a recogerles sin problema.

    Cuando llevaban cerca de una hora en la calle sin saber cómo volver a casar, su marido recibió un mensaje de móvil de un amigo avisando que se iba de pesca por si le quería acompañar. «Fue nuestra salvación, le llamamos y le dijimos que antes de irse a pescar, viniera a por nosotros».

    «Del frío y la espera, he tenido que ir a urgenciasy tengo cistitis», explica Patricia todavía incrédula por su aventura y por seguir el consejo de que si bebes, no conduzcas.

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