Cuando A Coruña pidió permiso para instaurar su primer servicio de taxis

La propuesta de la Comisión de Policía fue sometida a análisis en septiembre de 1953. El Ayuntamiento en pleno acordó solicitar un total de 91 vehículos que se iban a dedicar al transporte público y fue el encargado de establecer los puntos en los que se pararía y el coste de los desplazamientos, entre otras cuestiones.

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En la fecha del 25 de septiembre de 1953 son sometidas a examen unas propuestas de la Comisión de Policía sobre la solicitud por parte del Ayuntamiento de los permisos necesarios para importar para destinar al servicio de taxis 30 autos de la marca “Opel Kapitan”, modelo de cuatro puertas al precio de 85.215,30 pesetas unidad. Otros 30 de la marca “Citroën”, tipo 11 normal, al precio de 80.900 pesetas. Así como 30 más de la casa “Standard-Vanguard”, tipo modelo salón, 13hp, al precio de 89.250 pesetas y un taxi con motor Diesel Standard, con un precio de 129.500 pesetas.

Siendo aceptadas íntegramente las propuestas formuladas por la Comisión de Policía y la enmienda verbal hecha a las mismas en el transcurso del debate, el Ayuntamiento en pleno llegó a un acuerdo por unanimidad. Pactaron primero solicitar al Director General de Comercio y Política Arancelaria, que se conceda a este Ayuntamiento, el correspondiente permiso de importación para traer los siguientes vehículos. De Francia, 30 taxis marca “Opel Kapitan”, tipo modelo de 4 puertas, al precio de 85.215,30 pesetas unidad.

Del mismo país: Otros 30 taxis marca “Citroën”, tipo 11 normal, al precio de 80.900 pesetas casa uno. De Inglaterra: 30 taxis marca “Standard-Vanguard”, tipo modelo salón, 13hp, al precio de 89.250 pesetas unidad, y un auto taxi con motor Diesel Standard, a 129.500 pesetas.

En segundo lugar acordaron que la solicitud de referencia se formulara de acuerdo con el Delegado de “Finanzauto S. A”, con el de la Sociedad de Automóviles “Citroen” y con el de “The Standard Motor Co. Ltd”, respectivamente. Los cuales se harán cargo de los vehículos previo pago de su importe, entregándolos en su día a las personas que la Corporación le señale mediante el abono de su precio.

El punto tercero recogía: En su día la Comisión de Policía, con el informe y asesoramiento del Sindicato de Transportes, formulará propuesta al pleno del Ayuntamiento, respecto a quienes habrán de ser los adjudicatarios de estos automóviles taxis. Cuarto: En cualquier caso, los automóviles que se importen serán destinado al servicio público y tendrán su parada en los lugares que al efecto se señalen por el Ayuntamiento.

Tarifas municipales

En quinto lugar aceptaron que estos vehículos estarían dotados de taxímetros y las tarifas habrán de señalarse por el Ayuntamiento. La sexta premisa era que los taxis estuviesen destinados exclusivamente al servicio público y por tanto serían intransferibles para cualquier otro uso. En el séptimo artículo se recogía que “una vez concedida la licencia de importación se procederá por la Comisión de Policía, con el asesoramiento del Ingeniero Municipal, al estudio redacción de las normas que habrán de regir para la prestación de este servicio”.

El octavo punto era “Cuantas dudas, aclaraciones y modificaciones hayan de resolverse en lo sucesivo, habrán de someterse al Ayuntamiento Pleno”.

Por último se decidió que, previamente, a la solicitud de los permisos de importación acordados, se requerirá formalmente a los Delegados de las casas a quienes se hace el encargo del suministro de los automóviles-taxi, para que se personen ante el secretario del Ayuntamiento y formalicen por escrito su compromiso de hacerse cargo de los vehículos respectivos y del pago de su importe, sin desembolso alguno por parte del municipio, entregándolos a las personas que la Corporación señale, mediante el abono de su precio.

Trámites lentos

En aquella época no era fácil la importación de bienes de cualquier tipo, las restricciones a las que estaba sometida España, impedían un libre comercio debido al bloqueo internacional y a la falta de divisas, ya que la moneda española no estaba reconocida como tal divisa y carecía de valor fuera de nuestras fronteras.

De modo que todo tenía que hacerse de forma oficial y los permisos se extendían a cuentagotas a consecuencia de nuestra penuria económica y las grandes necesidades que tenía el país en todos sus aspectos.

Este tema es algo curioso y singular hoy en día, pero era cotidiano en todos los órdenes de la vida de cuanto se necesitaba traer algo del exterior.

El Ideal Gallego

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