Da a luz en un taxi cuando estaba a punto de llegar al Hospital de León
— 1 marzo, 2017Eran las 5.35 horas de la madrugada de ayer cuando una bañezana de 33 años alumbraba a su hija en un taxi, estacionado en el arcén de la autopista León-Astorga (AP-71), en un punto situado entre el peaje de Villadangos y el área de servicio.
«Paré cuando me dijo ‘que viene, qué viene’», relataba ayer Juan Francisco Martín Rodríguez —«Taxi Quico, como me conocen en La Bañeza»—. Allí, lejos ya del bullicio carnavalero que había dejado en La Bañeza, que celebraba la Noche Bruja, el conductor ayudó en lo que pudo a la abuela de la criatura, acomodando «como pudimos» a la madre y tapándola con la ropa que tenían a mano. El parto se había producido cuando el taxista, que ha asistido cuatro partos en toda su carrera al volante —«dos como conductor de ambulancia y otros dos en el taxi»—, llamó al 112 para preguntar cómo cortar el cordón umbilical. Tras informarse de su distancia al hospital, el servicio de emergencias recomendó «que pusiéramos a la niña sobre el pecho de la madre, la abrigáramos, y fuéramos al hospital, ya que ahora muchas veces se guarda».
El 112 dio aviso a la Policía Local para que abriera camino al taxi hasta el complejo asistencia. «Nos esperaba una patrulla en la zona de Carrefour, pero aguantaban menos que yo», recordaba el chófer. Y ya en el centro sanitario y «gracias a que habíamos avisado, esperaban todos: la matrona, el médico, las enfermeras…», que se hicieron cargo de madre e hija.
Quico Fernández, de 55 años y padre de dos hijas, habló ayer con la familia. «Están bien. La madre, ingresada, como es lógico, y la niña se adelantó un mes y está en la incubadora», lo que explica el apuro de la madre en llegar al hospital. El hecho de que no fuera primeriza, pudo facilitar el parto en el interior del coche. El taxista, que habitualmente espera a su clientela en la parada de la calle del Escultor Ribera, en La Bañeza, lleva en este oficio casi diez años. Antes, como se ha indicado, había sido conductor de ambulancias, por lo que el parto no le impresionó. Asegura que no se sintió apurado, «aunque tratas de llegar», y eso supone que exclama «¡ay Dios!» ante la posibilidad de haberse cruzado con un radar, aunque no duda de que a la sanción hubiera seguido un pliego de descargo.
La pequeña se llamará Lía y como bañezana ha demostrado llevar el carnaval en la venas, al disfrazar a su abuela y el taxista de parteros, en la noche más bruja del año.
Fuente: Diario de Leon