Desafío de Uber y Google al Ayuntamiento de Madrid desplegando patinetes eléctricos sin permiso

«Uber no puede estar en permanente desafío con el ayuntamiento. No lo vemos con buenos ojos», responden en el Consistorio

En Madrid la economía colaborativa y la movilidad viajan juntas: Uber y Cabify (enfrentadas al taxi), Car2goRespiroOfo Bike y O Bike (que acaban de cerrar sus servicios en la capital al no estar adaptada para la bici) y un largo etcétera. Una lista que tiene una incorporación desde esta semana: Lime, la empresa que pretende ofrecer patinetes eléctricos a través de una app.

Los patinetes eléctricos están de moda y se pueden ver por todo Madrid. Pero hoy viven en un limbo legal que se resolverá cuando la nueva Ordenanza de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid vea la luz, a finales de septiembre u octubre según las previsiones del equipo de Gobierno. Con la normativa actual y al ser un vehículo relativamente novedoso, los patinetes eléctricos no pueden circular ni por la acera ni por la carretera. Y por lo tanto Lime, participada por, entre otras multinacionales, Uber y Alphabet (Google), es un servicio que no puede aún estar en funcionamiento hasta que el Pleno tramite la ordenanza. Algo que no ha sido respetado por la empresa.

Los patinetes de Lime ya están en Madrid. Este medio ha podido comprobar como un usuario desbloqueaba con su teléfono móvil uno de estos transportes a la altura de la Plaza de Cibeles, precisamente donde está el ayuntamiento. Los patinetes de esta firma también están por la estación de trenes de Atocha o en los aledaños de Príncipe Pío, según varios testigos.

Un desafío en toda regla contra la autoridad de Manuela Carmena. Y es que el Consistorio ha dicho a Uber a lo largo de diferentes reuniones que han tenido lugar en los últimos meses que no puede desplegar sus vehículos hasta que la ordenanza no entre en vigor.

“Permanente desafío”

En una respuesta contundente, el gobierno de Carmena ha cargado contra este tipo de prácticas. “En septiembre se aprueba la nueva ordenanza y los patinadores (los de Uber y todos los demás) tendrán que cumplir sus previsiones. Uber asimismo tendrá que cumplir con las normas que rigen la ocupación del espacio público para todos en aparcamiento y demás”, contestan a El Independiente portavoces municipales.

“Uber no puede estar en permanente desafío con nosotros”, indican desde el Área de Medio Ambiente y Movilidad, que tutela la delegada Inés Sabanés (Equo). “Con la actual ordenanza e incluso con la nueva, los patinetes tienen limitaciones para circular. Por tanto el desde el ayuntamiento no vemos con buenos ojos que se lance un servicio sin garantías para sus usuarios”.

“Precarizan el trabajo”

“Estos sistemas se basan en economías informales de falsos autónomos para su mantenimiento”, insisten en Cibeles. “Precarizan el trabajo de los madrileños bajo la falsa etiqueta de economía colaborativa. Así que vamos a exigir y a fijar unos estándares de calidad y seguridad”.

“Estamos en un momento de explosión de la movilidad y hay nuevos modelos que están ocupando el espacio público”, opinan desde el ayuntamiento. “Si las empresas optan por desplegar nuevos servicios sin contar con nosotros, tendremos que regularlo como lo estamos haciendo con las empresas de bicicletas free-floating“.

Las free-floating son las arriba mencionadas O Bike y Ofo Bike, una serie de bicicletas de colores que, al igual que Lime, se usaban gracias al teléfono móvil. Detrás de estas empresas, que han decidido marcharse de Madrid (a diferencia de otras ciudades europeas como París, donde causan furor), hay capital de China, Hong Kong y Singapur.

¿Qué es Lime y cómo funciona?

Lime nació hace ahora un año en Estados Unidos, y no tardó en hacerse con un hueco en el mercado del transporte colaborativo, sobre todo con el alquiler de bicicletas que se dejaban y recogían en cualquier parte de la ciudad. Tras instalarse en ese nicho se decidieron a hacer lo mismo con los patinetes eléctricos, dado su auge.

Meses después ya contaban con más de tres millones de usuarios y, esta semana, llegaban a Madrid tras encontrar en París y Zurich el mismo éxito que había acompañado a la compañía durante sus inicios en tierras estadounidenses.

Alquilar un patinete de Lime cuesta un euro por viaje, a lo que hay que sumar 15 céntimos por minuto del trayecto. El precio, que incluye cascos, está ajustado para viajes cortos o muy cortos, ya que cada patinete tiene una autonomía de poco más de 30 kilómetros y puede alcanzar los 20 kilómetros por hora.

Cada uno de estos vehículos lleva un GPS que permite localizarlos a través de la aplicación para usarlos y luego dejarlos donde uno quiera. Por las noches, los trabajadores de Lime los recogen y los vuelven a distribuir durante la madrugada.

Este sistema sí que ha levantado polémica por el uso de falsos autónomos que son los que realizan esta labor. Lime ofrece salarios de hasta 4.000 euros al mes, una cantidad más que atractiva que, sin embargo, tiene truco: deben hacerlo con su coche particular y cargar las baterías por su cuenta. Todo eso, pagado por su bolsillo.

Uber, aliado vital

A Uber se le abre un nuevo frente en Madrid, ahora que parecía en calma el conflicto con el taxi. Es cierto que la plataforma estadounidense no es propietaria de Lime, pero sí que es uno de sus accionistas más importantes.

A nivel económico, Uber participó en una de las últimas rondas de financiación de Lime, que levantó 335 millones de dólares, casi 300 millones de euros, en una operación en la que también participó Google a través de su brazo inversor.

La vertiente más importante entre Lime y Uber no es la económica, sino la tecnológica. Lime ya ha reconocido que sus planes pasan por colocar el logo de Uber en los patinetes y que los usuarios de la compañía de transporte puedan reservarlos a través de la misma aplicación.

Desde Uber niegan un desafío frontal con el Ayuntamiento de Madrid, aunque sí que reconocen unos contactos que enmarcan dentro de la operativa habitual cuando Lime desembarca en una nueva ciudad.

El Independiente

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