Inmovilizados 41 vehículos pirata en Málaga el último mes

El refuerzo policial deja sólo en un mes tantas denuncias como en todo 2018

Piratas Málaga

Los piratas cada vez lo tienen más complicado para captar clientes en el aeropuerto de Málaga. El refuerzo de la vigilancia puesto en marcha por la Policía Local a comienzos de junio a raíz de las protestas de los taxistas por el aumento el intrusismo con la llegada de la temporada estival se ha saldado hasta la fecha con la denuncia de 41 vehículos que entraban o salían del aeródromo con viajeros sin tener autorización para ello. La cifra supone todo un récord, toda vez que en menos de un mes se han contabilizado prácticamente las mismas que en todo 2018, que se cerró con 46, según la estadística que maneja el Área de Movilidad. Echando la vista atrás otro año, los datos también hablan por sí solos: en todo 2017 fueron 57.

Además de la denuncia, que conlleva una sanción de 1.380,01 euros, los agentes también proceden a inmovilizar el vehículo y requerir a la grúa municipal su traslado al depósito. Allí permanece hasta el pago de la multa, que se queda en 966 euros si se abona antes de 30 días (rebaja del 30%), y de la correspondiente tasa por el servicio de grúa (74,24 euros) y la estancia en las instalaciones municipales (11,74 euros por día).

Los piratas no son precisamente nuevos en el aeropuerto, pero en los últimos años sí que ha aumentado su presencia a costa de los conductores profesionales, que incluso se han visto obligados a organizar ‘patrullas’ para vigilar los puntos más conflictivos y ahuyentar a estos particulares que ejercen sin licencia y advertir a los clientes de que son ilegales. Una práctica que ha llegado a provocar situaciones de tensión conenfrentamientos verbales e incluso físicos como el que desembocó en el paro que protagonizaron los taxistas la noche del domingo 2 de junio. Una protesta que apenas duró media hora pero que sirvió para que el Ayuntamiento tomara medidas reforzando la presencia policial en el recinto.

Este dispositivo, que se mantendrá durante todo el periodo estival con especial incidencia en los horarios de mayor afluencia de vuelos, está formado por al menos cuatro agentes: dos de ellos de paisano para perseguir la captación de clientes y otros dos uniformados para controlar la entrada y salida de vehículos. Una presión policial que parece haber disuadido a buena parte de los que se dedican a acechar a los turistas en cuanto salen de recoger sus maletas (especialmente aquellos que «trabajan» de forma individual) además de mermar la actividad de los operan a través de grupos organizados. En este sentido, los más numerosos son los de origen magrebí, que empezaron su andadura en la estación de autobuses pero que en los últimos años se han asentado en el aeródromo. Estos son, según reconocen desde la Policía Local, los más difíciles de interceptar, ya que cada miembro tiene una labor, de forma que unos se encargan de vigilar que no haya policía, otros ojean desde la puerta de llegadas para detectar posibles clientes y el conductor espera en el ‘parking’ o en el entorno del aeródromo.

De forma paralela, la vigilancia policial también apunta a los que llevan viajeros al aeropuerto desde distintos puntos de la Costa del Sol. En estos casos, lo habitual es que los clientes recuperen su dinero, ya que el conductor se expone a una denuncia por estafa, además de la pertinente por transportar a viajeros sin autorización.

Diario Sur

Últimas noticias

Call Now Button