La guerra del taxi se instala en Arousa
— 1 agosto, 2016La ley no permite a los autopatronos coger clientes fuera de su parada, pero se hace. En el sector hay quien pide más controles y hay quien lo vive con resignación
«É como o furtivismo, traballan onde non poden». Son palabras de un taxista de Cambados que se lamenta del intrusismo que, dice, vive el sector. No es el único. En la parada de la avenida de Galicia todos los profesionales consultados coinciden en este diagnóstico, y miran hacia los municipios vecinos a la hora de buscar el origen del problema. Dicen estar hartos de que ver cómo se les escapan sus clientes potenciales cuando, con la ley en la mano, quien quiera coger un taxi en Cambados debería recurrir a ellos.
Los autopatronos solo pueden cargar el vehículo en su parada -a no ser que firme un contrato con el cliente para que lo recoja en el punto donde lo dejó- pero, en la práctica, hay taxistas que siguen traspasando sus fronteras. Una llamada de móvil es suficiente para localizar al viajero sin necesidad de pasar por la parada y sin ser vistos por la competencia o por la Guardia Civil.
¿Una batalla perdida?
En Cambados señalan a profesionales de A Illa, Meaño y Ribadumia a la hora de buscar responsabilidades, pero sus acusaciones son difíciles de demostrar. En todo caso, piden a los agentes de la Policía Local y de Tráfico que intensifiquen los controles para evitar estas practicas irregulares, especialmente ahora que comienza la Festa do Albariño y el trabajo se multiplica.
Pero parece que nadie está libre de sospecha. Cuando se pregunta en una parada de Vilagarcía por este problema también aluden a los taxis de Cambados a la hora de buscar culpables. «Ocurre en todas partes y es muy difícil de evitar», apuntaba ayer un profesional de Radio Taxi.
En Sanxenxo y en O Grove, donde más se incrementa la población en el verano, se multiplican los efectos del intrusismo, y no solo dentro del sector. Además de los taxistas que operan fuera de su radio de acción, hay conductores que ejercen sin tener la licencia en regla -la asociación local habla de jubilados- y esto se nota, especialmente en algunos hoteles.
Un taxista que sea sorprendido en ruta con un cliente que no ha cogido en su parada, sin un contrato que lo respalde, se expone a una multa de 600 euros y a que le pongan reparos a la hora de renovar la tarjeta que lo habilita para ejercer el oficio.
El intrusismo no solo supone una pérdida de clientes, «e que ademais tiran os prezos». Los 16 euros que cuesta la carrera entre Vilagarcía y Cambados pueden convertirse en 10 euros si el servicio lo hace un taxista de la categoría B -en la comarca son los de las paradas de A Illa, Ribadumia y Meaño-, que no están obligados a tener taxímetro, según informan los profesionales de Cambados.
Estas guerras abren fisuras en el sector y generan malestar. Los cambadeses ya avisan, temiéndose lo que pueda ocurrir en el Albariño que arranca este miércoles. «O que veña sen permiso que se prepare para unha denuncia».
El año pasado por estas fechas, el Concello reforzó el servicio de taxi con 40 vehículos llegados de otros municipios. Y, pese a ello, hubo taxis trabajando en Cambados sin autorización, y siguieron siendo pocos. Hubo clientes que tuvieron que esperar más de una hora para encontrar un coche, de madrugada, para volver a sus casas de la fiesta.