
Esta taxista presta servicio de transporte en un taxi adaptado en Leitzaldea y Lekunberri. Desde que es madre hace tres años, ha limitado el servicio nocturno de fines de semana
Dos son los taxis adaptados que operan en la zona norte, uno en Lesaka y el segundo en Leitza. La directora de Transportes del Gobierno foral, Berta Miranda, destacó este aspecto dentro de una estrategia de comunicación por carretera que el Ejecutivo pretende explotar: “El Gobierno quiere conseguir que todos los ciudadanos navarros puedan tener un acceso a un vehículo adaptado”.
El taxi de Leitza con rampa y protección para personas con movilidad reducida es conducido por Arantxa Iparragirre Baleztena. A sus 41 años, es la primera taxista navarra acogida a una convocatoria de ayudas para acondicionar su vehículo a necesidades especiales.
Con una experiencia de seis años al volante de un servicio público, se ocupa de atender distintas prestaciones en Leitzaldea y Lekunberri como ámbito cercano. Activa el motor a primeras horas para adentrarse por los caminos que desembocan en los caseríos. Es la encargada del transporte escolar en los caseríos de Leitza. Lleva a los estudiantes al instituto y garantiza su regreso cuando acaba la jornada en el centro.
Después si “hay personas que tienen que ir al médico y no coincide con el autobús”, ahí también está con su furgoneta adaptada. Es consciente –reconoce- que el taxi cuesta más que subirse al autobús. “Tengo la esperanza que con los taxis podamos hacer esos servicios para ir a los médicos y las rehabilitaciones”, señala. La disponibilidad de su vehículo ofrece mayor flexibilidad para aquellas personas que han de estar a una hora determinada en una consulta y no tienen que depender necesariamente de la ambulancia. “Hay un señor que igual tiene la consulta en Pamplona a las once y la ambulancia le pasa a las ocho de la mañana. No le vas a hacer que madrugue a las siete”, indica.
Aunque le gustaría –como admite- tener más trabajo, sabe que sólo cuando la necesidad arrecia se valora la disponibilidad de un taxi adaptado. “Aquí hay una familia que tiene una cría con necesidades. El año pasado hablando con Educación por si se podía hacer el servicio”
Su horario semanal se amplía con la prestación ofrecida a los vecinos de Areso. “Una vez a la semana, los viernes, a las nueve y media la salida y a las doce menos cuarto la vuelta, acerco a Leitza sobre todo a personas mayores, que no tienen coche para que puedan hacer las compras”.
MADRE HACE TRES AÑOS
En su caso particular accedió a la ayuda del Gobierno de Navarra para cubrir el gasto de la adaptación de 14.000 euros. Percibió 10.500 euros, con ajuste al máximo del 80% de subvención asegurada. La convocatoria está habilitada con un montante de 100.000 euros. Al margen del 80%, un segundo criterio de reparto es el fijado con un máximo de 12.000 euros por solicitud.
Más allá del plano puramente monetario, Arantxa Iparragirre introdujo un cambio de hábito en su trabajo para asegurar la conciliación familiar. Desde hace tres años es madre. “Los fines de semana doy servicio pero el nocturno lo he quitado”. Ser taxista en un pueblo a diferencia de una ciudad comporta igualmente nuevos hábitos. “No estamos en una parada, pero sí localizados por teléfono”.
Mención aparte en su rutina de trabajo merece la atención prestada en verano, con la llegada de turistas, atraídos por las oportunidades de disfrutar de la Vía Verde del Plazaola. Con un enganche a su furgoneta, asegura el transporte de las bicis. “Hay familias que vienen y se van a Andoáin en bici. El regreso lo hacen en taxi”.
Fuente | diariodenavarra.es