La próxima pesadilla regulatoria de Uber es Brasil
— 25 octubre, 2017Uber podría enfrentarse a una fuerte represión legislativa en Brasil, lo que podría hacer que su actual modelo de negocios sea inviable en su segundo mercado más grande después de los Estados Unidos.
La sesión plenaria del Senado de Brasil discutirá el martes un proyecto de ley que regularía Uber y otras aplicaciones de transporte bajo demanda como Cabify, 99 y Lady Drives como servicios de taxis en lugar de compañías tecnológicas.
Los cambios en las reglas “aumentarán tanto la burocracia de los controladores de aplicaciones que el sistema sería inviable”, según las compañías en un comunicado de prensa conjunto. La cámara baja aprobó el proyecto de ley hace seis meses.
Las regulaciones brasileras se suman a los desafíos que enfrenta el nuevo CEO de Uber, Dara Khosrowshahi, incluyendo una prohibición en Londres, una batalla en la junta directiva con su cofundador Travis Kalanick, una demanda por la tecnología de coches autónomos, acusaciones de una cultura sexista en la empresa y varias investigaciones gubernamentales en curso.
Al igual que en Londres, el servicio de automóviles masivamente popular ha florecido en Brasil, pero no sin controversia. Si bien la compañía ha proporcionado abundante trabajo independiente en medio de un desempleo de dos dígitos en el país sudamericano, también ha enfrentado demandas por sus prácticas laborales.
El argumento de Uber de que llena un vacío dejado por un transporte público inadecuado y barrios descuidados por los servicios de taxi tradicionales de Brasil es cuestionado por los conductores profesionales que alegan que la compañía subvalora injustamente sus negocios.
“En efecto, Uber es una forma de transporte público y ha resultado en una pérdida de ingresos para la movilización masiva”, dijo Humberto Costa, senador del PT y líder de la minoría de la cámara alta. “Debe haber algunas reglas en interés del consumidor y del transporte público”.
En abril, una votación de la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley que definía a Uber y otros como servicios públicos y otorgaba a las autoridades municipales el derecho a regularlos. Los conductores necesitarían las mismas matrículas rojas que los taxis, que sólo podrían adquirirlas a través de un permiso de la ciudad.
Antes de la votación del martes, tanto los taxistas como los conductores de Uber se apretujaron en los corredores de la cámara alta de Brasil, compitiendo para presionar a los senadores. “No le tememos a la innovación, no le tememos a la competencia, pero debe ser justo”, apuntó Antonio Pascoal, un taxista de 59 años de Río de Janeiro.
Mientras tanto, Uber emitió un comunicado de prensa en el que afirma que ha pagado 495 millones de reales (129 millones de euros) en impuestos en lo que va de 2017.
“Cada día más y más brasileños se refugian de la crisis económica que estamos experimentando al generar ingresos de una manera digna y sin complicaciones”, dijo Guiherme Telles, director general de Uber en Brasil, en un comunicado de la compañía.
Si el Senado aprueba el proyecto de ley como está, el presidente Michel Temer puede firmarlo como ley. Si el Senado altera el proyecto regresa a la cámara baja para una segunda votación.
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