Las tensiones entre sectores del transporte en torno a Son Sant Joan, Palma de Mallorca, abren fracturas en su patronal

El presidente de la asociación de empresas de regular ha dimitido por la oposición de algunos colectivos a las nuevas líneas entre el aeropuerto y las zonas turísticas

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Las claves
  1. Problemas entre el taxi y el regular
    Las tensiones entre algunas empresas de autocares de transporte regular y los taxistas a causa de los nuevas líneas Aerotib han derivado en la dimisión del presidente de la asociación que agrupa a las primeras y la marcha de su empresa de la federación balear de transportistas
  2. Problemas entre taxi y discrecional
    La exigencia de los taxistas de que se prohiba a los demás sectores del transporte la captación de clientes en el aeropuerto y el decreto aprobado para ello por el Govern ha provocado la caída en la actividad de muchas pequeñas empresas de microbuses, que no ocultan su indignación por lo sucedido

«La actividad de los transportistas en el aeropuerto de Palma se sustenta en unos equilibrios muy complejos y que en ocasiones son difíciles de mantener», según reconoce uno de los responsables de la federación balear que agrupa a las empresas de este sector. Y esos equilibrios son ahora más precarios que nunca por los enfrentamientos que se han abierto en el seno de este colectivo, y que han tenido como una de sus consecuencias la dimisión del presidente de la asociación que representa a la flota dedicada a las líneas regulares.

El motivo de las fricciones se explica en buena medida en una lucha que tiene a los taxistas en su epicentro. Éstos se opusieron inicialmente y de forma radical a la creación de las nuevas líneas Aerotib, cuyo objetivo es comunicar de forma directa Son Sant Joan con algunas de las principales zonas turísticas de las islas, y consiguieron una modificación de sus características iniciales e incluso una reducción en el número de rutas que se habían planificado. Este servicio ha quedado en manos de las empresas que ya estaban explotando las rutas entre Palma y los citados municipios turísticos, que no han recibido excesivamente bien algunos de los cambios impuestos por el gremio del taxi.

A la vista de lo sucedido, fuentes del sector vinculan este malestar con la decisión de Santiago Aguado de dimitir como presidente de la asociación de empresas de transporte regular y de dar de baja a su compañía, Transabus, de la citada federación balear. Hay que tener en cuenta que esta empresa es la que tiene asignada la línea que comunica Son Sant Joan con Peguera y Magaluf. Su sustituto al frente de la asociación del regular ha sido Rafael Nadal.
Discrecional frente al taxi

Pero las tensiones que se viven en la federación de transportistas alcanzan también al servicio discrecional, algunas de cuyas empresas mantienen un más que evidente enfrentamiento con la asociación de taxistas de esta misma patronal, también con el aeropuerto en el ojo del huracán.

En este caso, el problema radica en la exigencia del gremio del taxi, para desconvocar las protestas que mantenía contra la creación del Aerotib, de que el Govern prohibiera de forma clara la captación de clientes en el hall de Son Sant Joan, una actividad que se estaba desarrollando por parte de pequeñas empresas del discrecional. Un reciente decreto del Govern fija ahora que solo los taxis pueden ofrecer sus servicios de forma directa en el aeropuerto, exigiendo al discrecional que para trabajar cuente con un contrato previo o suscrito en sus oficinas. Eso ha paralizado la actividad de muchas de las pequeñas empresas de este último sector.

Y también en este caso el malestar es más que notable, al existir la percepción de que en este tema «han pagado justos por pecadores», es decir, se ha cortado esta actividad del discrecional por culpa de unos pocos que actuaban con un patente descaro y ofrecían sus servicios en la misma cola del taxi de Son Sant Joan.

Además, el decreto del Govern genera una duda: ¿qué se entiende por contratación previa? Al respecto, se recuerda que estas pequeñas empresas disponen de domicilio social, pero no de oficinas, algo que no se percibe como necesario «en una época en la que todo se hace por internet». Por ello, se ha encargado un informe jurídico para aclarar esta cuestión.

Pero el resultado es por ahora una patente división entre empresarios del transporte y un creciente malestar por los efectos que la actividad en Son Sant Joan de unos tiene sobre los otros, hasta el punto de que algunos no ocultan el temor a que la patronal termine registrando alguna escisión.

Diario de Mallorca

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