Los taxistas cuentan su experiencia durante la pandemia y el sector sigue trabajando a medio gas

«Lo peor fue ver los coches fúnebres delante de las casas»

La Covid-19 ha cambiado los protocolos de actuación de muchos trabajos, entre ellos, el del taxi. La pandemia golpea duramente al sector en el plano económico tras haber estado en primera línea de batalla durante el confinamiento

Entre las principales medidas que los conductores han tenido que emplear para adaptarse a estos tiempos han destacado varias, como el uso de mamparas, para separar la parte delantera del taxi de la trasera, evitando contagios entre taxista y cliente. También el uso de gel hidroalcohólico, mascarillas y el asiento del copiloto debe quedar vacío.

Pero también los clientes han innovado a la hora de usar los taxis. Víctor Manuel Sánchez explica que «la gente toma muchas precauciones, como utilizar un pañuelo para abrir la puerta». Pero su anécdota más inverosímil es que «un chico para darme las monedas no las tocaba. Las llevaba en una bolsa y le dio la vuelta, me las daba así una a una», dijo Víctor Manuel Sánchez. Otros taxistas destacan que muchos prefieren utilizar coches particulares antes que un taxi para evitar contagios.

Trabajar durante el confinamiento fue duro para este sector. Algunos salían porque no podían permitirse quedarse en casa, aunque solo se hicieran dos o tres carreras en todo el día, y estas normalmente eran para transportar gente al hospital.

Pero aunque pudieron salir a la calle hubo limitaciones para los taxistas. «Nos dividimos en tres grupos de trabajos, solo podíamos estar 75 coches en la calle, pero había días que contaba como mucho 15», dijo José Luís del Brío. Tenían miedo de contagiar a sus familias y la ropa la ponían a lavar nada más regresar al hogar. Se preguntan a cuantos contagiados subieron a sus coches. «Teníamos miedo pero había que estar ahí para ayudar a la gente», manifestó José Luís del Brío.

Fede Almaraz cuenta cómo fue para él conducir aquellos días cuando eran de los pocos que salían de casa. «La situación daba miedo. Llegabas al hospital y no había nadie en la puerta. Por Salamanca no había ni un alma. Ir por la Plaza Mayor y no encontrarte con nadie era de película. Lo peor fue la gran cantidad de coches fúnebres que observabas en los portales de muchísimas casas».

Esperan que en un mes o dos, con la vacunación en un estado muy avanzado, los gobiernos autonómicos levanten restricciones. «Nuestro horario de trabajo va ligado a la hostelería. Cuanto más tarde cierran ellos más podemos trabajar nosotros. Dependemos mucho de las medidas que se toman en ese otro sector, que indirectamente es también para el taxi», señaló Fede Almaraz.

La prosperidad del taxi está absolutamente estancada. Coinciden en que trabajan como mucho al 40% que en años anteriores. Seguirán apostando por una cercana fecha donde levanten las medidas que les impiden hacer su trabajo, más no pueden hacer. Solo les queda salir todos los días e intentar efectuar el máximo número de carreras posibles. Muchos tienen familias que mantener.

Lacronicadesalamanca.com

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