Toda una vida dedicada al taxi: Ángel, taxista de Coslada, se jubila tras 44 años al volante
— 26 julio, 2021Empezó a trabajar como taxista con 22 años y ahora se jubila sin saber muy bien a qué se va a dedicar ahora pero deseoso de empezar una nueva vida
Ángel Custodio Jiménez Fernández consiguió su licencia de taxista por sorteo. Tenía 22 años, acababa de terminar el servicio militar obligatorio (mili) y pensó que podía intentarlo. Acertó. Consiguió ser el primero en puntos por ser de Coslada (3 puntos por año vivido allí), tener el carnet desde los 18 (dos puntos por año) y haber terminado la mili (otro punto). De eso hace ya 44 años, con 66 Ángel se acaba de retirar de una vida al volante en el que ha vivido de todo.
Lo deja no sin pena pero seguro de que es lo mejor: la pandemia, la llegada de los VTC, las nuevas ordenanzas son demasiados kilómetros encima como para seguir más años.
Y no ha acabado donde empezó por muy poquito, su primer servicio le llevó del municipio madrileño de Coslada, donde ya entonces vivía con su familia, al Hotel Ritz. Su penúltimo servicio acababa también ahí, en la esquina del famoso hotel, pero cuando ya había bajado la bandera y se dirigía a casa emocionado le avisaron por la emisora de que tenía otra encargo y no se pudo resistir. Hubiera sido poético acabar donde empezó pero la jubilación, por muy deseada que sea, nunca es del todo redonda, tampoco la de Ángel.
«Me voy un poco triste. Estos últimos años los taxistas ya no estamos como antes, y no solo por la pandemia, la llegada de Cabify, Uber y esas cosas no nos lo han puesto fácil. Que yo no estoy contra ellos, entiendo que tienen que vivir pero los taxistas ya no estamos tan felices. Es complicado, tenemos mucha competencia de precios con la que no siempre se puede, y eso que yo juego en la Champions, como dicen mis compañeros, porque tengo varios hoteles fuertes que solo me llaman a mí», confiesa.
Pregunta- Supongo que esos clientes le echarán de menos, bueno tanto como usted al servicio, ¿no?
Respuesta: Pues sí, ya me han dicho varios que no se lo creen, que me van a echar de menos, pero ya tocaba. Mira que he aguantado un año más de lo que tenía previsto, me jubilo a los 66 años. Ya he puesto el taxi a la venta y a esperar que me lo compren. Es un Toyota Prius, el primero fue un Seat 1500.
P: ¿Qué recuerda de ese primer viaje?
R. Lo hice con el taxi de un compañero, yo no tuve mi propio coche hasta unos meses después ya en el 78, un Seat 124. Luego tuve un Citroen Bx, dos Peugeot…. Recuerdo muy bien ese primer servicio, yo estaba nervioso y me cogió un señor que quería ir al Ritz. De Coslada a ese hotel que solo iban los reyes y gente importante. Pero no sé muy bien quién era, lo que recuerdo también es que cargué ahí luego con un señor que quería ir a Barajas y crucé de la Castellana por donde no se podía, la Policía me dio el alto pero no paré. Mis compañeros me habían avisado que no tenía que parar porque no te perseguían», confiesa Ángel riendo.
P. Con tantos años al volante habrá vivido de todo, ¿con qué anécdota se queda?
R. Claro que he visto mucho, me acuerdo de una vez que iba conduciendo el taxi por la Castellana, eran las dos de la mañana, y vi a una señora en camisón rosa. Pensé que era una mujer que le había pasado algo. Entonces la gente si le pasaba cualquier cosa se lanzaba a la calle porque no existían los móviles y era lo más rápido. ¡Cuando me acerqué resulta que era un travesti! Entonces Franco no les dejaba salir por ahí, pero ya quisieran muchas mujeres» .
P. Con eso de que la gente se lanzaba a la calle, seguro que también ha recogido a algún parto.
R. Sí, un parto de San Blas al Hospital Universitario La Paz. La mujer iba a punto y el marido muy nervioso. Aceleré a todo lo que daba, sacando el pañuelo, pitando… eso hoy en día está prohibido pero entonces era lo que se hacía. No sé luego lo que pasó porque yo me fuí pero llegamos a tiempo.
P. Qué emocionante. Son historias que seguro que ha contado mil veces en casa.
R. Pues se las cuento a mi nieto de 11 años. Mi yerno también es taxista pero no le cuenta nada así que me pregunta a mi. Siempre me dice: «Abuelo, cuéntame historias del taxi«, ríe de nuevo.
Confiesa Ángel sin embargo que prefiere que su nieto se dedique a otras cosa, que aunque «tiene esperanza en el futuro de su sector» no lo ve para el niño.
Antes de despedirnos le preguntamos por qué tiene pensado hacer a partir de ahora.
R «Pues no lo tengo muy claro, el coche mientras no le venda es para llevar a mi señora», ríe.
Y de su último viaje, ese con el que colgó la etiqueta de taxista después de 44 años, cuenta que no quiere dar muchos detalles por eso de la confidencialidad con el cliente pero que la señora se llamaba Marta, que no paraba de hablar por teléfono y que le pagó 20 euros. Mucho más de lo que cobraba cuando empezó. Entonces como mucho hacía unas 300 pesetas al día (algo menos de dos euros).Tras cobrarle se hizo una foto con ella y apago la emisora. Ya no quería cargar a nadie más. Era la hora de irse a casa, de dejar las jornadas de 14 horas al volante y de empezar una nueva vida todavía por explorar.
Nius Diario