
El secretario de Trabajo, Marty Walsh, ha afirmado que muchos de sus trabajadores tendrían estar registrados como cualquier otro empleado
Se avecinan tiempos duros para Uber, Lyft y las apps de reparto. El principal mercado para ellas, EEUU, se ha mostrado claro, la mayoría de sus empleados “deberían ser trabajadores”. Así lo ha expresado el secretario de Trabajo Marty Walsh, que ha afirmado que “ en muchos casos los trabajadores autónomos deberían clasificarse como empleados … en algunos casos se les trata con respeto y en otros casos no, y creo que tiene que ser coherente en todos los ámbitos»
Actualmente muchas de estas empresas mantienen a sus repartidores y conductores como autónomos, una situación que ha generado gran polémica en los paises donde operan. Con Biden parece que se podría avecinar una prohibición de los “falsos autónomos” lo que ha agitado el miedo en el parqué provocando desplomes para Uber y Lyft.
“Estas empresas están obteniendo ganancias e ingresos y no voy a envidiar a nadie por eso porque de eso se trata en Estados Unidos … pero también queremos asegurarnos de que el éxito llegue hasta el trabajador”, dijo Marty Walsh. También adimitió que pronto comenzará a reunirse con empresas para garantizar que sus trabajadores tengan acceso a salarios regulares, bajas por enfermedad y otros derechos a los que tienen acceso todos los empleados de EEUU.
Este tema recorre todo el mundo y, de hecho, vive uno de sus momentos más cruciales en España. La ahora vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, ya ha mostrado su intención de lanzar una ‘ley rider’ que obligue a todas estas empresas a registrar como trabajadores a todos los ‘riders’ (o a buena parte) y conductores. Sin embargo las discrepancias del Gobierno han provocado que aún no sea una realidad.
Volviendo a EEUU, se estima que Uber tiene entre 3 y 4 millones de conductores asociados a lo largo de todo el país. Por su parte, se estima que Lyft rondará el millón. En ambos casos, convertirlos en trabajadores supondría un desafío económico de primer orden y una amenaza para su modelo de negocio. Cabe recordar que Uber cerró el 2020 con pérdidas de 6.700 millones de dólares, mientras que las de Lyft rondan los 570 millones de dólares. Tienen poco margen para afrontar grandes cambios.