Un taxi irrompible: más de 40 años en servicio

Un taxi irrompible: más de 40 años en servicio

marruecos

«Desde niño supe que quería ser taxista. Estar en la carretera a los mandos de un coche: para mí es un símbolo de la libertad e independencia», explica Mohamed, que viene del pueblo bereber de

Arbaa Ida Onguard. Su padre le pagó el permiso de conducir a los 17 años y durante un tiempo trabajó en una pastelería. Pero cuando acumuló experiencia de conducción, solicitó a las autoridades de la ciudad portuaria de Essaouira su licencia de taxi. Poco después de eso, se convirtió en el orgulloso propietario de un Mercedes.

«Hago más de 500 km al día. Si salen trabajos especiales, conduzco hasta Agadir o Marrakech, llegando a completar más de 1.400 km», asegura. Su Mercedes tiene ahora más de 40 años y nunca le ha fallado.

Lo compró en 1991 y lo devolvió a su mejor estado de forma: el aire cargado de sal del Atlántico había oxidado las puertas y el maletero. Ahora lo conduce seis días por semana. Su único descanso es el viernes, día de la familia. «Mi Mercedes sigue en marcha, no hay otro coche tan robusto y sólido como éste», asevera el taxista.

Normalmente, conduce de Essaouira a las zonas residenciales próximas. Pero hasta con el calor del desierto, donde otros vehículos quedan atrapados con el radiador reventado, el veterano propulsor diésel de su 240D sigue demostrado una y otra vez que las elevadísimas temperaturas no son obstáculo. Y también es económico: «Viene a gastar de 7 a 8 l/100 km, incluso cuando voy cargado de pasajeros y equipaje».

Cinco lustros al pie del cañón

Mohamed El Bacha y su Mercedes llevan trabajando juntos 25 años. En el pasado, tuvieron que hacer frente a pistas de arena y caminos de piedras y tierra en pésimo estado, hoy pavimentados en su mayoría. No sabe con exactitud cuánto lleva recorrido: el cuentakilómetros dejó de funcionar hace unos años. Pero, al parecer, pueden ser varios millones de km los que lleva a cuestas ¡con el motor original!

El uso del taxi en Marruecos depende de la distancia a cubrir. Para viajes cortos, la gente aún recurre a carruajes tirados por caballos.

En el caso de distancias medias, lo habitual es trasladarse en taxis compactos modernos, los llamados Taxis Petit. Para viajes periféricos, los Grands Taxis son los vehículos más demandados, a menudo Mercedes-Benz clásicos de los años 70 y 80: ofrecen espacio hasta para seis pasajeros con equipaje.

Pero ningún otro conductor en Essaouira puede presumir de la experiencia que atesora Mohamed El Bacha. Muchos de sus colegas le preguntan cuando sus vehículos requieren alguna reparación. «En la ciudad están disponibles todas las piezas esenciales para hacer funcionar uno de estos Mercedes en poco tiempo. Normalmente, un taxi no queda fuera de servicio más de medio día. Ésa es precisamente la razón por qué ninguno de los taxistas se atrevan a usar otras marcas menos fiables», relata.

Duros como piedras

Y es que los Mercedes-Benz usados para este cometido son extremadamente resistentes. En otros países, ejemplares bien cuidados de las Series W115 —como el que nos ocupa— o W123 son objeto de colección. Pero en Marruecos continúan trabajando como taxis. Hay unos 400 de ellos en este cometido alrededor de Essaouira, cuyos muros, patriomonio de la humanidad, fueron construidos por los portugueses en el siglo XVI.

Aquí se cargan y descargan mercancías procedentes del Sahara. La parada de taxis está ocupada todo el día. Los talleres mecánicos están a la vuelta de la esquina. En Marruecos, incluso si se rompe el

árbol de transmisión, un «taxi grande» con la estrella sobre el capó no deja tirado al pasaje. Los taxistas de Essaouira han desarrollado un «método» que les permite llegar a destino sin recurrir a la grúa: basta llenar el maletero de piedras. Ese extra de peso en el eje trasero estabiliza el coche de forma que le posibilita completar unas pocas decenas de km más hasta alcanzar la asistencia técnica.

El 240D de Mohamed El Bacha ha llegado a nuestros días sin problemas. Nadie salvo él está autorizado a conducirlo. «Mis colegas prestan sus coches a otros conductores en alguna ocasión. Yo no lo hago. No creo que fuese capaz de dormir si me atreviese».

Listo para el legado

Antes de cada viaje, comprueba el nivel del aceite y del refrigerante, los frenos, la suspensión y el motor, mientras camina alrededor de la vehículo inspeccionándolo. Y sabe cómo debe sonar el coche: «Si algo va mal, lo escucharía inmediatamente».

Mohamed El Bacha está felizmente casado. «Pero también tengo una relación de por vida con mi Mercedes: este taxi ha sido mi primer coche, y será el único», sonríe.

Dicho esto, hay quien se ha interesado por él, pero venderlo no es una opción. Al contrario: uno de sus hijos tomará pronto el legado del progenitor. «Al principio lo llevaremos juntos para enseñarle todos los pormenores. Después podrá hacerse cargo del negocio». Y por supuesto, del fiable Mercedes-Benz.

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