Una hora y media en el taxi dando vueltas por Pamplona y hacen un «simpa» de 54 euros

La Policía Municipal de Pamplona recibió el sábado por la noche varios avisos de taxistas por impagos de clientes que se negaban a abonar las carreras. Este es el relato de una de estas situaciones: más de hora y media de trayectos por 54 euros

El cliente llamó al taxi para que fuera a buscarle, a él y a otras dos chicas, a un local de ocio de San Juan, en Pamplona. Contactó a las 3. 40 horas. El taxista tenía pensado terminar ya la noche, pero finalmente decidió acudir a este último servicio. No fue algo rápido, precisamente.
Se fue arrepintiendo cada vez más, según avanzaba la madrugada, hasta el hecho de terminar muy cabreado y sin cobrar. Este lunes por la mañana denunciaba el impago sufrido en las dependencias de la Policía Municipal.
Pero, para llegar hasta este punto, la ‘carrera’ tenía que dar todavía muchas vueltas. Él cuenta la historia así: “El jaleo ya se veía venir desde San Juan. La chica más joven tenía 19 años, dijo. Luego había otra mujer, y el chico, también de menos de 30 años y el más educado de los 3”. Le explicaron que primero querían que los llevara a una discoteca de la zona de Barañáin, donde iban a buscar a otra persona. Desde allí, le aseguraron, su intención era retirarse ya a un hotel.
Cuando llegaron a la discoteca, y tras intentos infructuosos de localizarle por teléfono, le manifestaron que tenían que entrar al local a buscarlo. “Una de las chicas se quedó en el taxi, esperando. Yo le decía que sí, que al menos que dejaran el bolso. Si entraban los tres y allí no volvían, se me quedaba cara de tonto. No te preocupes que te vamos a pagar, me repetía el chico”.
Habían bebido, reconoce, y sobre todo ellas, estaban alteradas. “Les tuve que comentar que no se podía entrar con vasos al taxi y que se pusieran el cinturón de seguridad”.
Después de un rato de espera sin novedades sobre ese cuarto pasajero, regresaron al taxi, pero entonces le comentaron que antes de regresar al hotel querían comer algo.
 “Podía haberme marchado, vi que no pintaba bien, pero él me insistía en que me pagarían y ya llevaba una carrera de 25 euros que no quería tirar sin más ni más a la basura”. Con paciencia, les llevó hasta una gasolinera junto a Trinitarios, donde cogieron algo de pizza y una botella de ron.
Finalmente, los dejó en el hotel, en Ermitagaña. “No tengo dinero encima, subo con ellas, las dejo en la habitación, bajo y te pago”, prometió el varón. Nunca volvió.
Después de otros 20 minutos de espera, el conductor contactó con el hotel y con la Policía Municipal. Un agente preguntó en recepción, pero los interpelados no cogieron el teléfono ni abrieron la puerta.
Tampoco respondieron a los whatsapp que remitió el conductor al número de su teléfono, adjuntado una fotografía del ticket con los 54 euros que costaban los viajes, concluidos a las 5.07. Así, denunció el impago, con poca esperanza de recuperar el dinero.
“Al menos sí confío en que el asunto llegue al juzgado y se vea que no sale gratis comportarse así”, relataba, harto de la mala educación y groserías (vomitonas aparte) que detecta en sus servicios en el turno de noche.
“Cada vez procuro terminar antes y coger menos borrachos. No tenemos por qué aguantar determinadas situaciones”, contaba este profesional con 10 años de experiencia en el sector en Pamplona.
Hace un mes tuvo otro impago, por valor de 11,50 euros. “Se puede pagar con bizum, tarjeta o metálico. Es cuestión de respetar el trabajo de los demás y nuestra seguridad”. Este lunes por la mañana estaba instalando cámaras en la parte trasera del coche. “En Vitoria son mayoría ya los que se han plantado y no salen de noche. Ya vale de aguantar”.
Diario de Navarra

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