Una leonesa, primera taxista de españa «Yo misma reparo las averías»

Una leonesa, primera taxista de españa «Yo misma reparo las averías»

PIEDAD PRIMARA MUJER TAXISTA

La leonesa Piedad Álvarez Rubio es una de las protagonistas en la sombra de la colección de 160 fotografías que ilustran la exposición auspiciada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Estuvo al volante más de 40 años, aunque en alguna época tuvo conductor contratado. Empezó en la profesión en los años 30, pero su caso saltó a la fama en los años 60. Fue cuando la retrataron, con vestido negro y gafas de sol, junto a su Seiscientos.

«La Peñina», como era conocida en el gremio, tenía permiso de conducir desde el 6 de mayo de 1932 y no dejó el taxi hasta 1974. Era maestra, aunque no hay rastro de que llegara a ejercer esta profesión. «Estudié la carrera de Magisterio pero me decidí a prestar ayuda en casa de mi madre y así fue como inicié mi profesión como taxista», confesó en un reportaje. Aquel dicho de que «ganas menos que un maestro de escuela» debió de ser cierto para cambiar la pizarra por el volante.

Fue la primera mujer taxista de España, un puesto que se adjudicó erróneamente otra conductora de Lugo, Dolores Trabado, quien se creía única y primogénita en la profesión y llegó a dar por muerta a la leonesa.

«Estoy viva y al frente de mi taxi, igual hoy que hace casi treinta años», afirmó Piedad Álvarez Rubio en la entrevista que le hizo Joaquín Nieves para el diario Proa en 1961. Conducía un Seat 600 y tenía el punto de parada en la calle Legio VII, junto a la plaza de Las Palomas.

Empezó a conducir a los 20 años sin necesidad de ir a una academia. «Aprendí a manejar el volante a fuerza de meter y sacar coches del garage de mi madre», aseguró al periodista. «Era una mujer muy alegre y de mucho salero. Llegó a hacer servicios nocturnos cuando nadie los quería hacer en León», recuerda Nieves. Eso sí, «siempre iba acompañada de su hermana», agrega.

La segunda concesión de la licencia del microtaxi data de 1959 y está a nombre de Francisca Alejandra Álvarez Rubio, según los datos que obran en el Ayuntamiento de León. El nombre de Piedad no figura en los documentos oficiales, pero así aparece nombrada en las reseñas periodísticas.

PIEDAD TAXISTA

La mujer confesó que «nunca supe lo que era miedo» al volante. «Soy de una serenidad pasmosa y nunca tuve accidentes», precisó. No se le ponía nada por delante. Ni siquiera la mecánica: «Lo único que tuve fueron muchas averías. Pero, si surgen, yo misma las reparo si no son extremadamente de importancia, ya que en las gordas hay que llevar el automóvil al taller».

Al parecer también su hermano fue taxista. «Falleció siendo el decano de los taxistas de León», afirmó en el rotativo. En 1974 la licencia número 49 fue traspasada a Fernando Baro Alonso. «Vine de Francia, había ahorrado alguna perra y cogí el coche. Al poco tiempo tuve que cambiar de vehículo porque quitaron los microtaxis», explica el hombre, que ahora tiene 89 años. Recuerda que trató con las dos hermanas para cerrar el traspaso del taxi.

También fue muy popular en el centro de la ciudad por ser la propietaria de una tienda de ultramarinos en la calle La Rúa. Su domicilio, el número 19 de la calle Independencia, ya no existe. Era una de las casas adosadas a la Muralla, derribadas durante los años 80.

La presencia de mujeres en el mundo del taxi era entonces más inusual que ahora, aunque sigue siendo una profesión masculinizada. En León capital, sólo hay una mujer con licencia de taxi, aunque varias tienen el permiso municipal para conducir autotaxis. Hay otras taxistas en la provincia.

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