Los taxistas denuncian que faltan taxis en la estación de Sants en las horas puntas por culpa de las frecuencias semafóricas

Aseguran que los semáforos los atascan y los trayectos que habitualmente se realizaban en apenas un par de minutos últimamente se prolongan un cuarto de hora

Algunos viajeros recién llegados a la estación de Sants siquiera se incorporan a la cola y se marchan a toda velocidad. Otros, sin embargo, prefieren aguardar, esperar, demorarse… y poner la mano a modo de visera, a ver si otean un taxi en el horizonte. Porque últimamente lo de coger un taxi en esta estación ferroviaria está resultando un tanto farragoso, sobre todo cuando llegan trenes de alta velocidad. Entonces las colas y las esperas se multiplican. Entretanto unos farfullan exabruptos, y otros simplemente se muestran incrédulos.

Los taxistas echan la culpa a las frecuencias de los semáforos de la avenida Roma y de las calles Numància, Olzinelles y Sants. Aseguran que los atascan en los alrededores hacen que unos trayectos que habitualmente se realizaban en apenas un par de minutos últimamente se prolongan un cuarto de hora. “Y entonces da la impresión de que no hay suficientes taxis, de que hay que liberalizar las licencias para que haya taxis para todos –lamenta Alberto Álvarez, alías Tito , de Élite Taxi, la principal asociación de taxistas del área metropolitana–, cuando la verdad es que, mientras que los viajeros recién llegados están esperando en la parada, los taxistas están en hileras, tratando de llegar a la estación”.

Los problemas también se dan en otros lugares clave, como el aeropuerto y Fira Gran Via

Durante la mayor parte de la pandemia docenas de taxistas se pasaban un montón de horas aburriéndose y desesperándose en la parrilla de la estación, esperando las llegadas de los trenes de alta velocidad. No tenían nada mejor que hacer. La calles estaban desiertas… Pero de repente, en este abrupto regreso a la normalidad, los conductores vuelven a pulular por la ciudad a la búsqueda de clientes, tratando de recuperar el tiempo perdido, de recomponer sus cuentas.

“El tráfico de la ciudad está muy mal, mucho peor de lo que nos esperábamos –abunda Álvarez–. No sabemos por qué, qué está ocurriendo… El caso es que la vuelta a la normalidad está resultando muy chapucera, y estamos dando una imagen de ciudad muy lamentable, terrible, muy mala. Los problemas no se dan solo en la estación de Sants, también en los recintos de Fira de Barcelona en l’Hospitalet de Llobregat. Aquí también encontramos largas hileras de taxis acercándose, y mucha gente esperando… Parece que las administraciones únicamente despliegan dispositivos de las policías municipales para agilizar el tráfico durante el Mobile World Congress. En estos momentos tiene lugar una feria que reunirá más 30.000 congresistas y no estamos dando el servicio que deberíamos. Durante la celebración de Alimentaria también se produjeron problemas. La situación es desastrosa. Los taxistas están muy enfadados”.

Además, agrega Álvarez, la falta de auxiliares para organizar las esperas también está complicando el servicio en el aeropuerto durante las noches. Entonces reina el caos y la ley de la jungla. “Todo ello no hace otra cosa que incrementar la presencia de coches de alquiler con conductor y de todo tipo de piratas con sus propios vehículos particulares, que se plantan en el aeropuerto y también en Sants, ofreciéndose a la gente como si fueran taxistas. Muchos visitantes se están llevando una impresión patética y penosa de Barcelona”.

La Vanguardia 

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